Abel Pintos repasa los momentos más increíbles de sus 30 años de trayectoria y cree que se viene una nueva etapa en su carrera

Tres décadas de carrera es una cifra importante para cualquier artista, y más aún cuando pasa la mayor parte de esos años en la cima. Tal es el caso de Abel Pintos, que arrancó a los 11 y nunca paró de crecer en popularidad y evolución musical.
En todo este tiempo cosechó 18 Premios Gardel, incluyendo 3 de Oro (junto a Charly García son los únicos dos artistas que lo ganaron tres veces) y 3 en la categoría Canción del Año (votada por el público). Sus primeros trabajos discográficos salieron en épocas de cassettes y CD, y fueron certificados Oro (La llave y La familia festeja fuerte), Platino (Revolución), Doble Platino (11), Quíntuple Platino (Sueño dorado) y Diamante (más de 200 mil copias, por Abel).

Y ni hablar de su extraordinario poder de convocatoria: hizo ciclos como 31 teatro Opera de 2022, dos estadios Vélez, un Unico de La Plata, dos históricos shows en River en 2017, los recientes 20 fechas en el teatro Presidente Alvear y 34 Luna Park junto a Luciano Pereyra.
Ahora se viene una nueva gira que obviamente bautizó Abel 30 años, que empieza el 24 de noviembre en el Anfiteatro de Rosario, y llegará el 6 de diciembre a la Ciudad Universitaria en CABA. El resto de las fechas en distintas provincias se irán develando dentro de las próximas semanas. Las localidaes pueden ser adquiridas en www.enigmatickets.com y en www.abel.art
Tocar en lugares distintos
Abel tiene su centro de operaciones en varios pisos de un antiguo edificio cerca de Callao y Av. Córdoba, donde hay estudio de grabación, sala de ensayo y oficinas de producción. Ahí charló con Clarín sobre este nuevo desafío, repasó momentos de sus pasado y contó su pálpito sobre lo que se viene en 2026.

Recuerda que no hubo festejo por los primeros diez años de carrera, “porque en aquel momento no lo sentí que hubiera cosas sólidas”. Al llegar a la segunda década decidió celebrar con 20 funciones en el teatro Opera.
-Muchas veces alternás entre shows gigantescos y hacer muchas funciones en un teatro.
-Es más una cuestión del tipo de concierto que voy a presentar, en la cercanía, la intimidad o la magnitud que necesito respecto de qué quiero contar con ese show. De alguna forma, los 20 años los hicimos en el Opera, en muchas funciones, porque yo lo tomaba como una juntada con amigos a celebrar algo y poder verlos un poco más cerca.
En esta oportunidad no es solamente el celebrar 30 años, sino también es el comienzo de algo nuevo. Siento que estoy en un momento bisagra de mi carrera, donde por un lado ya tengo mucha experiencia, pero por otro lado siento mucho deseo de aprender y de buscar. Por eso pensamos en no extenderlo tanto y hacer una gira de solo ocho ciudades específicas de lugares grandes.
-En general los artistas buscan siempre subir un escalón más, hasta terminar en estadios de fútbol. Parece más saludable ir cambiando de escala.
-No es una cuestión de comodidad, sino esa necesidad de que el contexto hable tanto como las canciones o yo mismo. Lo que estoy presentando siempre es un relato de lo que estoy queriendo decir y estoy invitando al público a vivirlo. Esos contextos diferentes a mí me hacen sentir cómodo.

-Y no pensar solo en maximizar ganancias.
-No. De hecho, cuando hacés lugares más grandes tenés más riesgos en el negocio. Te voy a contar una anécdota pequeña: cuando estábamos por hacer dos River, un día me llama mi manager, Jorge, y me dice que estaba muy enredado en situaciones. Le digo, “No te preocupes y no te pongas tan nervioso. Tratemos de disfrutar el proceso”. Entonces me cuenta todo lo que le pasaba y le respondo: “Si tocás en el Monumental, ¡los quilombos son monumentales!”.
A lo que voy con esto es que tampoco es una cuestión de ligas. Cuando tenés oportunidad de llegar a tocar en un estadio, que es uno de los sueños máximo de los músicos en general, no es que llegás a Primera y después te volvés a la B. No es así, porque todos los circuitos son igual de válidos, desde estadios hasta teatros y clubes.
-Hacer ciclos en teatros de Buenos Aires tiene la ventaja adicional de volver a dormir a tu casa.
-Sí. Internamente es una logística muy conveniente. Cuando ahora hicimos los los 20 Alvear, como vivo muy cerca del teatro, yo llegaba a dormir a uno de mis hijos cada noche. Lo mismo con los Luna Park, donde lo podíamos vivir de una forma muy familiar y había días donde llegaba sobre el momento del concierto y hasta las 19:30 de la tarde estaba en pantuflas en mi casa jugando con mis hijos.
Hitos de su carrera
A la hora de repasar sus 30 años de carrera, Abel Pintos arranca recordando la primera vez que escuchó cantar a su padre, cuando tenía unos cuatro años de edad.

“Para mí -dice- ese fue el primer hito, porque eso pasó antes de que escuche a Mercedes Sosa y todo lo que vino después. Tengo el recuerdo de la sensación de no entender que estaba haciendo o gritando mi papá. Recuerdo la canción perfectamente y probablemente vaya a estar a ser parte de esta gira. La intención de este concierto es el famoso grandes éxitos, porque ya grabé tantos discos y tuve gracias a Dios muchas canciones que fueron muy exitosas. Entonces voy a tocar de cada disco las canciones que literalmente fueron las que más sonaron y todo el mundo recuerda”.
-El show de rarezas ya lo hiciste.
-Tal cual. A veces, cuando uno repasa, entra en un juego de querer hacer esas canciones escondidas. Bueno, eso fue Amores y rarezas, en 2023. Hoy en cambio vamos al hueso, en el sentido que es un show donde conceptualmente quiero incluir a todo el mundo, desde los que me escuchan desde la primera hora y los que van de rebote, como acompañante.
-¿Cómo ves ahora el hecho de cantar profesionalmente desd etan chico y “crecer en público”. Muchos artistas y deportistas después sienten que perdieron disfrutar su infancia.
-Mirá… psicológica y emocionalmente hay un momento en el que inexorablemente tenés que juntarte con profesionales y hacer una acomodada de fichas. Porque es inevitable y imposible no quemar etapas. Siempre digo que en la vida podés pasarte años sin rendir materias previas, pero en algún momento las vas a rendir y se te vienen encima. Ahí es cuando viene ese ordenamiento que en algún momento lo tenés que hacer en mi cabeza. Yo lo vengo haciendo desde hace un tiempo, así que con eso estoy bien con haber empezado de chico.
En mi caso todo se dio de manera muy amable, porque si bien empecé muy de niño y quemé etapas y empecé a trabajar o tener ciertas responsabilidades antes de tiempo, a mí el éxito comercial grande no me llegó hasta mucho tiempo después de recorrido. El éxito que buscaba no me aplastó, y del lado interno de los que te rodean, nadie me empujó. Nadie nunca pretendió nada más que ver qué podía hacer para que yo pueda cumplir mis sueños.

-Te estaban cuidando. No te estaban exprimiendo.
-Si yo con mi primer disco a los13 años hubiese pegado un pelotazo y de repente una familia de clase media trabajadora de Bahía se hubiese vuelto millonaria, probablemente nos hubiese desacomodado a todos y habría empezado cierta cantidad de culebrones que son los que vemos en la historia de tantos artistas. A mí no me pasó porque todo fue muy progresivo. Eso me mantuvo siempre con los pies en la tierra, aunque en un momento dejé la escuela porque no se sostenía con los tiempos.
-El segundo hito seguramente fue comenzar a componer temas propios.
-Sí, sin dudas, porque desde ahí entiendo la música de otra manera. El asunto es que, como Mercedes Sosa nunca había escrito una canción, en mi cabeza decía que hacía un tributo a ella y estaba dispuesto a hacer una carrera entera de eso. Pero fíjate qué curioso, porque cuando empiezo a escribir mis canciones, literalmente nació mi voz. Fui a mi profesor de canto y le dije “No puedo seguir cantando como Mercedes Sosa porque sería como si Mercedes cantara mis canciones”. Entonces, literalmente encontré mi voz y fue una cosa completamente fortuita.
Me acuerdo que un día escribí una canción y dije “¡Ah, qué bien!”. Al mes había escrito 15, pero sin buscarlo. Fue como que algo se destrabó emocionalmente y se abrió un horizonte. Y justo en ese tiempo estaba haciendo un disco nuevo que terminó siendo Sentidos, el primero con todas canciones mías. Le mostré algunas cosas a Hugo Casas, un productor de folklore histórico, y lo que iba a ser el cuarto disco de covers pasó a ser mi disco de autor. Encima tuve dos éxitos muy grandes que me dieron impulso: Bella flor y Tu voz.

-¿Cómo surgen las colaboraciones con otros artistas o proyectos como hiciste con Luciano Pereyra, donde pusiste tu carrera en pausa?
-Son los los momentos más intuitivos y honestos. Siempre hay un alto grado de honestidad en todo lo que uno hace, pero también hay épocas en las que no tenés estos golpes de intuición y no necesitas algo con tanto fervor. Entonces tampoco te vas a quedar quieto y empezás a a generar cosas calculadas desde otros lugares, desde las audiencias, desde la compañía, desde lo estético, desde una corriente que te copa seguir y acompañar.
En el medio de todo eso, de repente tenés una cosa intuitiva, que es de lo que nos alimentamos los que nos dedicamos a la creatividad. ¡No hay un manual! Yo nunca dejo esas cosas para después, pongo en pausa todo lo que está pasando y voy a eso porque es 100% honestidad. ¡Aún a riesgo de que no funcione, de que a nadie le interese, de que me digan “Si venías bien con esto”, porque no lo puedo evitar! Así fue lo de Luciano: “Fui a cantar con vos, viniste a cantar conmigo una semana después, y siento que no podemos seguir adelante en nuestras vidas sin hacer un show solos juntos”. Me dijo que fuera a su casa en Luján, compró sanguchitos de miga y tuvimos una tarde entera ideando todo. A la noche hicimos una videollamada con nuestros managers y les contamos todo.
-La moraleja es hay que seguir la intuición, porque al final no hicieron un show sino 34 Luna Park.
-Exacto. Como dice el dicho japonés, tené cuidado con lo que deseás, porque lo más probable es que se cumpla

-Con respecto a las colaboraciones con otros artistas, supongo que tenés muchos pedidos. ¿Cómo encarás eso?
-Por suerte me invitan mucho de géneros muy distintos y de generaciones muy distintas, lo que me genera una emoción muy grande. Artísticamente, de a ratos de prsenta un conflicto, porque en los últimos cuatro años hice más colaboraciones que discos míos. Entonces me da por tratar de buscar ese equilibrio de nuevo
-¿Cuáles sentís que fue la colaboración más inusual, inesperada o extraña?
-La de Luck Ra, y no por una cuestión de género. Ya había participado en vivo con bandas de cuarteto históricas como Sabroso, y había escuchado muchas canciones mías versionadas al cuarteto, pero cuando Luck Ra me extiende esta invitación, él venía de escribir canciones que se estaban haciendo conocidas por otros grupos, entonces yo lo tenía como un autor, pero no como cantante.
-La pregunta obligada es con quién te gustaría grabar y cantar en vivo.
-Con Cazzu. Primero, porque siento un gran cariño y admiración por ella. Por suerte nos conectamos mucho desde que nos conocimos, y siempre me resultó una persona fantástica. Tuvimos una experiencia a medias porque grabamos una versión de Solo le pido a Dios para cantar en vivo en un premio Gardel, en homenaje a León. Pero esa grabación no se editó porque sirvió solo de maqueta de producción. Me encantaría encontrar la canción indicada para que compartamos. Y de afuera me gustaría mucho alguna vez con Marc Anthony, por una cuestión cholula. (risas)
Gracias a Dios no existen en la industria y en los medios los prejuicios que existían hace 20 años atrás. Los públicos de hoy son menos cerrados, menos fundamentalistas de lo que hacés, y eso es bárbaro porque le hace muy bien a los artistas y a la música.
De regreso a CABA
Con respecto a la nueva gira y el show en Ciudad Universitaria, Abel dice que lo siente como una celebración, de parte suya, de quienes trabajan la música con él, y del público. “¡30 años siguiendo un tipo es toda una vida en sí! Es todo un vínculo, toda una relación. Por eso veo al show como la lista de grandes éxitos”.

-Sin hacer el spoiler de la lista de temas, ¿te imaginás un repertorio cronológico?
-No es cronológico, ni tiene ningún orden estético ni nada. Lo voy a ir armando conforme al relato al relato estético y la dinámica del concierto.
-Hace bastante que no sacás un disco con temas tuyos. ¿Qué es lo que se viene?
-El último álbum que hice de estudio fue de covers, Gracias a la vida, que lo presentamos solo en Mar del Plata y acá en Buenos Aires. Ahora pasamos a lo siguiente y ya estoy trabajando en canciones nuevas. Estoy en la búsqueda y no sé cuándo va a salir. Veo que musicalmente empiezo a tender, como en todos los órdenes de la vida, a simplificar. Y en las letras estoy en una etapa bastante literal, más textual que que en otras épocas. Va a ser un proceso y no es algo inmediato.
Fuente: www.clarin.com